- 144. Tiberio Catio Asconio Silio Itálico
Punica cum commentariis Petri Marsi. – Venetiis, Baptista de Tortis, 1483. – 178 h.; fol.
BUS A 336/093(1) (Pergamino. – Comparte volumen con otra obra)
José Solís de los Santos, «144. Silio Itálico. BUS A 336/093(1): Silii Italici Punica cum commentariis Petri Marsi (Venecia: Battista Torti, 1483)», La Antigüedad en el Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, Sevilla: Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 2012, pp. 342-343. ISBN: 978-84-472-1405-1.
(Sin portada; a mano: “Cat. Inc. 214”) [Sylii Italici Punicorum libri XVII cum commentariis Petri Marsi.]
(f. Ai vº) Petro Marsi interpretatio in Syllium Italicum ad Ill. principem Virginium Vrsinum.
(Al fin) Venetiis per Baptistam de Tortis. M.cccc.Lxxxiii. die vi maii.
178 h. s/n. Sign. vid. TAMAYO Y FRANCISCO p. 65, nº 214.
Los Punica, poema épico en 17 libros sobre la famosa guerra (218-202 a. C.) que sostuvieron los romanos contra el cartaginés Aníbal, es la obra más extensa de su género de la literatura romana. De su autor, Silio Itálico (c. 25-101), hablaron Plinio, en una carta necrológica (III 7; vid. Ficha 147), y Marcial en varios epigramas laudatorios (vid. Ficha 146). Por inscripciones halladas posteriormente, sabemos su nombre completo, Tiberius Catius Asconius Silius Italicus. Ejerció la oratoria forense y fue cónsul el año del derrocamiento de Nerón (68). Después de su proconsulado en Asia en el 77, se dedicó minuciosamente a la gran literatura y a la filosofía estoica (Cornuto, Epicteto) en su dorado retiro de Campania. Apenas es citado en la Antigüedad tardía y pasó desconocido en el Medievo hasta que el humanista Poggio Bracciolini descubrió en 1417 el códice Sangallensis, hoy perdido, del que proceden todas las copias conservadas. Por las connotaciones históricas —Petrarca, sin conocer la obra de Silio, escribió su poema épico Africa sobre el mismo asunto—, por el uso exhaustivo de epítetos mitológicos, se convirtió de inmediato en palestra de la erudición humanista. Este incunable (HAIN-COPINGER 14739) es la primera edición con comentario completo de los 17 libros y la primera de las venecianas. Su autor, Pietro Marsi (Petrus Marsus, 1440-1512) había esbozado en su juventud un comentario a la luz de las lecciones de Pomponio Leto y Domizio Calderini (vid. Ficha 137), que siguieron las de Petrus Odus Montopolitanus, el primero que explicó los Punica en Roma. Eso escribe en la dedicatoria preliminar al condotiero Virginio Orsini (1434-1497). Continúa una breve semblanza biográfica (“Syllii Vita” f. aii r), elaborada a partir de la edición de Leto (Roma: G. Lauer, 1471), la cual pugna por ser la princeps con la de Calderini (Roma: Conradus Sweynheym & Arnoldus Pannartz, 1471, 5 abril); y sigue en la misma página un resumen propio de la segunda guerra púnica (“belli punici ii compendium”). Desde el comienzo del poema (f. aiiij rº) hasta el final arropa al texto el nutrido comentario de Marsi, que alcanzaría a recibir un reconocimiento no exento de crítica del editor G. A. Ruperti (apud LEMAIRE, II, p. 449) (BUS A 078(239)/092-093). Sobre los Punica pende el veredicto más demoledor que se pueda emitir hoy día sobre un artista y su obra, que escribía con más aplicación que talento (scribebat carmina maiore cura quam ingenio). Lo formuló el bueno de Plinio, si bien en el contexto de una mentalidad en la que siempre, al margen de su éxito, fue dignificado el esfuerzo personal, y desde entonces algunos, con solvente crítica, han pretendido emular el sarcasmo. A la sombra de Virgilio y después de Lucano, Silio Itálico cantó en verso épico la verdadera gesta del legionario romano, vencer al mayor genio militar de la historia, pero esa epopeya ya había sido escrita en prosa por Tito Livio (vid. Fichas 112-113), una de las más brillantes de toda la historiografía universal. Es verdad que Silio, dentro de esa aplicación que se le reprocha, resulta a menudo demasiado obvio y explícito para lo que exige la poesía, pues no ahorra en sus hexámetros el desarrollo de ningún tópico ni recurso literario, ni detalle geográfico o costumbrista; pero gracias a esa exhaustividad tenemos la mejor descripción del templo del Hércules gaditano y de las mareas del Betis, que llegan hasta Hispal, puerto de la colonia Itálica, de donde lo consideraron oriundo humanistas foráneos y paisanos.
José Solís de los Santos, «144. Silio Itálico. BUS A 336/093(1): Silii Italici Punica cum commentariis Petri Marsi (Venecia: Battista Torti, 1483)», La Antigüedad en el Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla (Sevilla: Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 2012) 342-343. ISBN: 978-84-472-1405-1.
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