Salus et omnibus Libertas an. MMXIX
Buscando una vez la probable fuente de un siniestro villancico, di con un aserto de Aristóteles que me hizo reparar en el abolengo netamente clásico de un rasgo propio de las profesiones liberales, esas que “ante todo requieren el ejercicio del entendimiento” (DRAE, XXI ed., s.v. liberal 4). Dijo aquel filósofo al que hicieron durante demasiado tiempo el puto amo del pensamiento occidental: “En cualquier arte es necio ejercer dominio <ateniéndose> a fórmulas escritas; en Egipto, bien que a los médicos se les permite cambiar <de tratamiento solamente> después del cuarto día: si <lo hacen> antes, es bajo su propio riesgo” (Aristóteles, Política, III, 15, 1286a: ἐν ὁποιᾳοῦν τέχνῃ τὸ κατὰ γράμματ’ἄρχειν ἠλίθιον· καὶ εὖ πως ἐν Αἰγύπτῳ μετὰ τὴν τετρήμερον κινεῖν ἔξεστι τοῖς ἰατροῖς, ἐὰν δὲ πρότερον, ἐπὶ τῷ αὑτοῦ κινδύνῳ). Es decir, que los médicos griegos tenían entonces un margen de libertad para conjugar sus propias experiencias y conocimientos sin aplicar maquinalmente lo consignado en los recetarios al uso. Con este autorizado concepto de la libertad avanzaron los helenos en las artes y en las ciencias, y los romanos, en la mejor parte sus discípulos, ejercieron el imperio ajustando las leyes a cada caso particular (summum ius, summa iniuria), o tal propagaron como les dignificó Virgilio en aquella sublime priamel (Eneida VI 847-853).
Pero libertad hoy día, ni de cátedra, nos viene dictando el mercantilismo neoliberal, pues es mucho más eficiente y seguro limitarse a un temario, baremo o protocolo antes que ostentar la soberbia intelectual de averiguar qué es lo más adecuado y justo en cada situación, o tener la pedantería de leer todas las obras que se citan. Ya lo apunta para la misma acepción con el toque burocrático del requisito el actual DLE, XXIII ed., s.v. liberal 7: “consiste principalmente en una actividad intelectual y requiere un título académico para su ejercicio”.
Ante estos pronósticos absolutistas, quiero desearos, en vuestros planes y proyectos del 2019, entendimiento y resistencia para ejercer este cada vez más menguado margen de libertad.
Salus et omnibus Libertas
https://personal.us.es/jsolis/JSOLIS.htm
El despiadado oxymoron ‘siniestro villancico’ se resuelve porque en el siglo XVI los que se cantaban en la Navidad se llamaban específicamente chanzonetas. Empleé esa juntura en la introducción a la edición pozoalbense de la Historia de rebus gestis Caroli quinti imperatoris et regis Hispaniae, del cronista Sepúlveda, para calificar un poemita (1) que exaltaba la cirujía social en la Relación de las rebeliones de Inglaterra (Sevilla: Simón Carpintero, 1554), un reportaje de guerra sobre la fallida insurrección (ya por entonces les tiraba el Brexit) de Thomas Wyatt en Londres que desataría la consiguiente escabechina de la reina María Tudor (Bloody Mary) (2). Sepúlveda, que utilizó esa relación de sucesos sevillana (el cronista se enteraba por los periódicos), había publicado por esas fechas en París su traducción de la Política de Aristóteles. El pasaje sobre la especie de protocolo al que se sometían los médicos egipcios ya había sido destacado por Ugo Enrico Paoli, en una monografía que recomiendo en las clases de Pensamiento e Historia (3). Leer a los clásicos da para mucho.
(1) Juan Ginés de Sepúlveda. Historia de Carlos V. Libros XXVI-XXX, Pozoblanco: Excmo. Ayuntamiento de Pozoblanco (Obras Completas XIV), 2010, p. cxxxii. http://classicahispalensia.es/estudios/147-el-taller-historiografico-del-cronista-sepulveda-j-solis-2010
(2) «Relaciones de sucesos de Inglaterra en el reinado de Carlos V», en M. F. Fernández, C. A. González, N. Maillard (comp.), Testigo del tiempo, memoria del universo. Cultura escrita y sociedad en el mundo ibérico (siglos XV-XVIII). Barcelona: Ediciones Rubeo, 2009, pp. 640-698 <https://www.academia.edu/7733170>.
(3) U. E. Paoli , Urbs. La vida en la Roma antigua, trad. J. Farrán, N. Massanés, Barcelona: Iberia, 1964, p. 277.