S.P.Q.H.
Fue en la Italia del Renacimiento cuando se empezó a recuperar para las ciudades la antigua denominación del poder romano con el pertinente cambio de la letra final del particular gentilicio en el consabido acrónimo, divulgándose posteriormente para designar en el latín de los humanistas el conjunto y los componentes de cualquier cabildo municipal, y, así, eran llamados indistintamente senatores los regidores, caballeros venticuatros, y los jurados, que venían a ser los concejales de entonces. Sevilla fue una de las primeras ciudades no italianas que adoptó esta moda, como se puede ver en numerosos epígrafes del antiguo edificio de su ayuntamiento, y antes aún apareció en los motes y versos de la arquitectura efímera con motivo de la entrada y boda del emperador en marzo de 1526, cuya relación se tradujo y se difundió impresa por toda Europa[1]. Este elemento expresivo típicamente renacentista es probable que fuera introducido en aquellos arcos triunfales por sugerencia de Fadrique Enríquez de Ribera (1476-1539), I marqués de Tarifa, quien en su peregrinación a Tierra Santa entre 1518 y 1520 pasó por Venecia y pudo ver el acrónimo SPQV en la decoración de bajorrelieves del Palazzo Ducale, además de captar las connotaciones que entrañaba este emblema adoptado por la Signoria[2]. Y esta hipótesis cronológica podrá mantenerse hasta tanto no se encuentre una datación más precisa que la rebata, puesto que el bordado del acrónimo hispalense que aparece debajo de la figura de San Fernando en el “Pendón de Sevilla” bien puede ser de fecha posterior al resto del estandarte[3], y como adorno tipográfico aparece por primera vez en impresos de Juan Varela de Salamanca[4] en torno a 1530.
[1] Véase J. Solís de los Santos, Tomás Sánchez Rubio, «Inscripciones de los arcos triunfales para la boda de Carlos V», Humanística, 12, 2001, pp. 63-75; y J. Solís de los Santos, «Peripecia germana de la relación hispalense sobre la boda de Carlos V», en P. Bolaños, M. de los Reyes Peña, A. Domínguez Guzmán (coords.), Geh hin und lerne. Homenaje al profesor Klaus Wagner, Sevilla, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 2007, 2 vols., I, pp. 443-458.
[2] Véase Craig Kallendorf, Virgil and the Myth of Venice. Books and Readers in the Italian Renaissance, Oxford, University Press, 1999, p. 18, n. 53, monografía que trata la influencia literaria y lectora de esta otra nueva Roma del Renacimiento. El marqués de Tarifa estuvo más influido en lo estético por Italia que por Tierra Santa, según Amanda Wunder, «Classical, Christian, and Muslim Remains in the Construction of Imperial Seville (1520-1635)», Journal of the History of Ideas, 64, 2003, pp. 195-212 (p. 202), a partir de V. Lleó Cañal, Nueva Roma: Mitología y Humanismo en el Renacimiento sevillano, Sevilla, Diputación, 1979, p. 20.
[3] Como “obra maestra del bordado de imaginería sevillana [...] segunda mitad del XV o primeros años del XVI”, lo califica Francisco Collantes de Terán y Delorme, Patrimonio monumental y artístico del Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla, Ayuntamiento, 1970, p. 28, y Lám. 19. Asimismo, se señala distinta datación para pendón, siglo XV, y bordado del santo rey, el XVI, en Ayuntamiento de Sevilla. Historia y patrimonio, Sevilla, Guadalquivir, 1992, p. 19, fig. 9, y p. 220, fig. 231, respectivamente; en esta misma obra colectiva (p. 125, fig. 138) promovida por la GMU del Ayuntamiento encontramos la siguiente leyenda latina del escudo del concejo de Sevilla en un privilegio otorgado por Carlos V en 1537: S(igillum/ignum) CONSILII NO / BILISSIMI CIVITATIS ISPALENSIS (Sello del muy noble concejo de la ciudad de Sevilla).
[4] Había indicado su edición de 1533 de De los remedios contra próspera y adversa fortuna de Francesco Petrarca, situándonos correctamente en la pista, Alfredo J. Morales, La obra renacentista del Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla, Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla, 1981, p. 93. Las dos emisiones de Pedro Núñez Delgado, Orationes sacrae, conservadas en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla (BUS), Res. 41.6.6(2), y 110/64(4), que exhiben las siglas SPQ / HIS en los medallones que hay en la base de la orla, están datadas c. 1530 por Julián Martín Abad, Post-incunables ibéricos, Madrid, Ollero & Ramos, 2001, p. 398, según me indica Arcadio Castillejo.