Que inventen ellos: una frase mal entendida

Los jesuitas se percataron desde el primer momento de que el problema de la educación radicaba en la base, y no me refiero a la dicotomía tal vez irresoluble de la reciprocidad entre el enseñar y el aprender (aunque hoy creamos haberla resuelto reemplazando el aprender por el aprobar y el enseñar por ajustarse a baremos de calidad o excelencia), sino en la consistencia en valores y contenidos en que deben ser formados los alumnos desde sus primeros años. Es el trasfondo que subyace en una frase mal entendida que, a modo de paradoja, pronunció otro vasco universal, y vuelve a chirriar tan lamentablemente, aun derivando en otras interpretaciones, en esta actualidad de recortes en investigación y educación. Lo de «Que inventen ellos» de Unamuno se puede entender en el contexto de las graves carencias educativas de la España de su tiempo, para equilibrar en lo posible las enormes brechas sociales y alcanzar el tono medio necesario para el progreso social121; es decir, la enseñanza media para los estudios superiores, que es en lo que se centraron los jesuitas basándose en el aprendizaje de las denominadas letras humanas.

Nota 121. Es lo que parece extraerse del ensayo, «Sobre la erudición y la crítica», en Miguel de Unamuno, Obras Completas, III, Madrid: Afrodisio Aguado, 1960, págs. 618-635 (628), como ya señaló Félix de Azúa, Lecturas compulsivas. Una invitacion, Barcelona: Anagrama, 1998, págs. 217.

José Solís de los Santos, «Los jesuitas y la cultura humanística en Sevilla (1554-1767)», en Fondos y procedencias. Bibliotecas en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, Eduardo Peñalver Gómez (ed.), Sevilla: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 2013, pp. 41-59 (p. 46, n. 121).