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La indagación de los restos de una biblioteca antigua no es un ejercicio académico de refinada e inane erudición. Su finalidad principal estriba en la reconstrucción del ámbito intelectual del que fue su poseedor, y por consiguiente, de su sociedad y de su época. Los datos que aportan este tipo de investigaciones sobrepasan el estudio bibliográfico y literario, para arrojar una poderosa luz sobre el horizonte cultural de la sociedad en que esa biblioteca se fue formando.

Cuando el propietario y administrador de esos fondos librescos es una institución que abanderó la enseñanza regular y desempeñó una destacada función en la cultura de la ciudad durante más de dos siglos, este tipo de estudios adquiere un carácter determinante para el conocimiento de nuestra historia intelectual.
Todos los establecimientos jesuitas, ya fuesen casas, colegios, noviciados, contaban, por expresa recomendación del Fundador, con una biblioteca bien surtida de los libros que los religiosos necesitasen.
La enseñanza, uno de las tareas fundamentales de la nueva orden religiosa, se materializó en un plan y método de estudios que repercutió en el sistema educativo de la Europa de la Contrarreforma. En esta Ratio studiorum de la Compañía de Jesús se conjugaron los Studia humanitatis del movimiento cultural y pedagógico humanista con las directrices dogmáticas del Concilio de Trento. Los jesuitas fueron también los que presentaron una alternativa orgánica y estructurada ante la nueva organización del saber que reclamaba la proliferación libresca de la imprenta, los descubrimientos geográficos y el avance general del conocimiento.
En modo alguno como conclusión, he querido apuntar en el estudio introductorio que las instituciones educativas de la Compañía llegaron a suplir en la Sevilla del Siglo de Oro las funciones de la gran universidad que le escatimaron las circunstancias históricas y socioculturales y los intereses políticos de aquel entonces.
http://expobus.us.es/fondos/antesala794.htm
Aunque podamos incurrir en cierto actualismo, podríamos decir que la vinculación que mantuvieron los colegios jesuitas de Sevilla con los grupos intelectuales de la ciudad, poetas, escritores, artistas, impresores y mecenas de la nobleza y de la iglesia, se asemeja a las relaciones de universidad y empresa de nuestros días.
Estas estrechas conexiones de los jesuitas de Sevilla con el mundo de las letras y de la erudición humanista los llevaron a ser depositarios de los libros y escritos de los escritores y poetas de aquella dorada edad de la cultura española, en una medida que está todavía aguardando un estudio en profundidad sobre los manuscritos del fondo jesuita de la Real Academia de la Historia.
Un ejemplo de esta peripecia de lecturas y también censuras tenemos en las obras completas de Virgilio, que regaló el Conde de Gelves al maestro de letras humanas Juan de Mal Lara. Después de ser utilizado por otros humanistas del círculo del poeta Fernando de Herrera, este hermoso ejemplar del Corpus Vergilianum sufrió, ya cuando paró en los anaqueles de la Casa Profesa de los jesuitas, los expurgos de la Inquisición sobre los nombres y comentarios de los filólogos protestantes que lo editaron y, como no podía ser menos, sobre el florilegio pornográfico que se atribuía entonces al más grande de los poetas de toda la latinidad. Con la expulsión de los jesuitas, el castigado volumen pasó a posesión del canónigo Gil de Araújo, para descansar de nuevo en los anaqueles de la antigua Casa Profesa después de no ser seleccionado por el Cabildo Catedralicio, primer heredero de la librería de este capitular. Son datos del comentario de la anterior exposición La Antigüedad en el Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla.  
No voy a entrar ahora en las posibles causas históricas de esta postergación institucional que hurtó a Sevilla la fundación de la gran universidad altomoderna, según apunto en el estudio introductorio. Solo señalaré lo que es de conocimiento general: cuando se llevó a efecto ya en el siglo XVIII la reforma universitaria de Olavide, con la separación de la Universidad de Sevilla del Colegio de Santa María de Jesús, la nueva universidad hispalense surgida de dicha reforma tomará su flamante sede en el más antiguo establecimiento de los jesuitas recién expulsados, donde habrían de parar una parte de los libros de los demás colegios de la Compañía, sobre todo los del San Hermenegildo, cuyas instalaciones, más acomodadas a la faena estudiantil, y por eso preferida de aquellos universitarios, pasarían, sin embargo, a manos de la Real Cuerpo de Artillería. En esta ciudad siempre ha habido prioridades.
Es así que gran parte de los libros del fondo jesuita quedaron ubicados casi en las mismas estanterías hasta el año 1965, cuando finalizó el traslado de la Universidad de Sevilla a esta dignísima fábrica donde nos encontramos, y a la espera de un posible e inmerecido exilio al nuevo edificio que se está construyendo en Eritaña, ostensiblemente encajonado entre los pabellones iberomericanos y la casa cuartel de la Guardia Civil, donde nos veremos constreñidos a consultar estos venerables libros tal como llevaban al Camborio del Romancero Gitano, “codo con codo”.
Las antiguas bibliotecas jesuitas y los restos de sus inventarios han recibido la atención de variados estudios en los últimos años, ninguno de los cuales ha tenido como objeto las bibliotecas de la antigua provincia jesuita de la Bética. Gracias a esta exposición de Fondos y procedencias, ha aflorado una serie de datos por los que se puede elaborar una reconstrucción de aquellos antiguos fondos que habría que cotejar con los inventarios que se han conservado en el Archivo Histórico Nacional.
Por estos y similares motivos, estas exposiciones deben servir de estímulo y base para promover proyectos de investigación I+D+i, encuadrables en los estudios de posgrado de nuestras facultades de artes y humanidades, y al mismo tiempo, continuar la labor de catalogación exhaustiva que investigadores, como el profesor Klaus Wagner, no pudieron terminar.

A modo de ejemplo, podemos ver a continuación ordenados cronológicamente los libros de la Casa Profesa con nota manuscrita del Estante 26 tal como están consignados en las fichas del catálogo informático y el archivo de texto facilitado por la BUS, seguidos de la signatura actual y datos bibliográficos tan escuetos como permita su identificación:

1497. E.26.C.6: A 335/081: Iamblichus,De mysteriis(Venecia 1497) [Incunab. 124].

1521. E.26, C.3: A Res. 52/5/14: Alejandro de Afrodisias,Priora analytica Aristotelis(Florencia 1521).

1525 E.26, C.5: A Res. 44/2/13: Aristóteles, Parva naturalia (Venecia 1525).

1527. E.26.C4: J. G. de Sepúlveda, Alexandri Aphrodisiei Commentaria (Roma 1527).

1529. E.26.C.2: A Res. 06/5/15: P. Ciruelo, Novus in anlytica Aristotelis comentarius (Alcalá 1529).

1529.E.26.C.8: A Res. 22/5/04: Duns Scoto, y otr.,Monotessera in philosophiae Aristotelis (París 1529).

1543. E.26, C.6: A Res. 44/2/12:Lefèvre d’Étaples,Super moralia Aristotelis (París 1543).

1546. E.26.C.6: A Res. 53/2/04: Simplicio,Commentarius in enchiridion Epicteti(Venecia, 1546).

1549. E.26.C.7: A Res. 03/4/04: A. Nifo, Physicarum auscultationum Aristotelis Libri VIII (Venecia 1549).

1550.E.26.C.7: A Res. 03/4/02(1):A. Nifo, Parva naturalia Aristotelis (Venecia 1550).

1559. E.26.C.7: A Res. 03/4/04: A. Nifo, Metaphysicarum disputationum in Aristotelis (Venecia 1559).

1571. E.26, C.4: A Res. 44/3/02(1): T. de Mercado,Commentarii in textum Petri Hispani(Sevilla 1571). /p. 64/

1572. e.26 c.7: A Res. 07/2/03: A. M. de Conti Majoragio,Aristotelis Rhetorica(Venecia 1572).

1584. E.26.C.7: A Res. 64/3/10: M. Aquario,Dilucidationes in XII libros Primae Philosophiae Aristotelis(Roma 1584).

1587. E.26.C.3: A Res. 09/4/08: D. de Flandria, Thomae Aquinatis commentaria super libris posteriorum analyticorum Aristotelis (Venecia 1587). También en Colegio de San Hermenegildo.

1590. E.26 C.6: A Res. 45/1/06: F. Accoromboni,Interpretatio obscuriorum locorum et sententiarum omnium operum Aristotelis(Roma 1590).

1593. E.26.C.2: A Res. 05/5/10: P. de Oña, Super octo libros Aristot. de physica abscultatione commentaria (Alcalá 1593).

Más aún, también en las otras dos instituciones jesuitas cuyas procedencias bibliográficas estamos tratando, constan libros de filosofía con notación de signatura antigua del estante 26. En el Noviciado, fundado en 1609, solo dos, impresos en el XVI, A Res. 54/3/11, E.26.C.4: R. Lulio, Ars inventiva veritatis (Valencia 1515) y A Res. 45/4/17, E.26 C.4: G. Cardillo de Villalpando, Commentarius in duos libros Aristotelis de ortu atque interitu (Alcalá 1569). Y en el Colegio de las Becas, constituido como jesuita en 1620, cuatro del mismo siglo anterior, A Res. 45/2/05, E.26 C.5: A. Bernardi, Disputationes [...] Aristotelica methodo (Basilea 1562); A Res. 63/5/21, E.26.C.2: J. Charpentier, Platonis cum Aristotele comparatio (París 1573); A Res. 44/2/08, E.26.C.2: P. Barbo, Quaestiones metaphysicales (París 1573); A Res. 45/2/08(1), E.26.C.5: F. Piccolomini, Vniversa philosophia de moribus (Venecia 1594).

Así pues, es evidente que en un principio casa, colegio y noviciado compartieron no solo sede sino estanterías y libros, y solo un análisis exhaustivo de los fondos de procedencia de todas las bibliotecas jesuitas con semejantes anotaciones de signatura antigua podría, al mismo tiempo que justificar estas llamativas coincidencias, proporcionar algunas pistas más aproximadas sobre la composición de cada una, y tal vez acerca del procedimiento de traslado y sistema o más bien los usos de préstamo bibliotecario entre los distintos establecimientos, junto con una evaluación de sus pérdidas.