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José Solís de los Santos, «Una edición crítica del soneto ‘Voto a Dios’ de Cervantes», Philologia Hispalensis XVIII/2 (2004), pp. 237-261. ISSN: 1132-0265. [Lecturas del ‘Quijote’ (con un epílogo sobre el soneto “Voto a Dios, que me espanta esta grandeza”), eds. J. Montero, M. Palenque, I. Román Gutiérrez (Sevilla: Facultad de Filología, 2006)] PDF   https://idus.us.es/handle/11441/12005

https://institucional.us.es/revistas/philologia/18_2/art_15.pdf

UNA EDICIÓN CRÍTICA DEL SONETO “VOTO A DIOS” DE CERVANTES (*)

José Solís de los Santos Universidad de Sevilla

In this paper a new text of Cervantes’s famous sonnet “Voto a Dios” is established, based on the recension of all the known copies of it. By the analysis of these variants, the article suggests an explanation of why this sonnet remained anonymous until well on into XVIIIth century and likewise it proposes a different interpretation of his own statement of authorship in Viaje del Parnaso IV 38: “Por honra principal de mis escritos”.

  1. 1. PREÁMBULO JUSTIFICATORIO

A más de uno le parecerá ocioso, además de pretencioso, elaborar una edición more philologico del “soneto más popular del mundo”, según calificación de su admirador más entusiasta, el erudito ursaonense Francisco Rodríguez Marín (1947: 351). La poesía que cala en la memoria de la gente, como señaló Borges,[1] no se resiente del menoscabo textual, su sentido queda plasmado en la fuerza significadora de sus palabras e ideas esenciales, y la exegesis hermenéutica, por profunda y sagaz que ésta sea, empieza por aceptar la versión más autorizada del poema, eludiendo, como superfluo engorro, escudriñar otras lecciones en enfadosas consultas de manuscritos que, bien es verdad, poco pueden acabar añadiendo a su interpretación y crítica.

En efecto, desde la edición de las obras completas de Rodolfo Schevill y Adolfo Bonilla San Martín (1922: 73-76), todos los estudiosos, editores, críticos, panegiristas o detractores que han publicado y comentado el soneto se han limitado a reproducir una de las versiones más divulgadas, sin que haya habido nunca el planteamiento de la razón de esas variantes, cuando de forma aleatoria las mencionan (Gaos 177, pp. 376-379), y, por ende, el menor atisbo de una edición con los “santísimos arreos” de la crítica textual. Esta ausencia, que hallo en los estudios de tantos cervantistas, hispanistas, filólogos y escritores del más alto prestigio, parece desautorizar, en principio, el objeto de este trabajo; pero, en los últimos años, algunos estudios sobre el entorno humanista de la catedral de Sevilla me han llevado a consultar los comentarios, interpretaciones y valoraciones que se han venido escribiendo de este soneto, haciéndome reparar, con ojos más críticos o, si se quiere, con cierta deformación profesional, en su memorizado texto. Resultado de estas lecturas, cavilaciones y pesquisas es esta propuesta de edición, cuyo único mérito tal vez radique en aportar un mayor número de fuentes manuscritas que las de la citada edición de Schevill y Bonilla.

Es forzoso admitir que, en lo que respecta a las denominadas Poesías sueltas, buena parte de las cuales no fueron publicadas en vida del autor, se ha ejercitado poco la colación textual; sirva como ejemplo este mismo soneto, que es reproducido de diferente manera incluso por el mismo editor (Rivers 1973: 132; 1991: 270); o las dos “Canciones a la Armada Invencible” (Gaos 171 y 172, pp. 359-369), una de cuyas dos únicas copias conocidas, una miscelánea de la BCS (Blecua 1992: 21-23), ha sido desatendida por el cervantismo universal, aunque se han estudiado, editado y cotejado otras composiciones de dicho manuscrito colombino; o, en fin, tampoco han sido atendidas las copias localizadas[2] del primer soneto burlesco de Cervantes, “Vimos en julio” (Gaos 176, p. 375), de cuya atribución sospecharon Schevill y Bonilla (1922: 72) por no haberse podido encontrar el ms. del que lo extrajo quien primero lo dio a conocer (Pellicer 1778: 160).[3]

Estos mismos editores de la obra de Cervantes ya señalaron “la imposibilidad de reducir a tipos definidos la muchedumbre de variantes” del soneto “Voto a Dios” (Schevill, Bonilla 1922: 104), limitándose a recoger en su edición las de las versiones entonces publicadas junto con dos aportaciones manuscritas.[4] Esas variantes indican que el soneto tuvo una transmisión oral. Por una serie de circunstancias que veremos más adelante, no existió una copia fiable, original o apógrafo, del soneto a partir de la cual pudiera establecerse el consabido estema. Al haber sido recitado por quien fuese ante el propio túmulo, como “un entremés en miniatura” (Gaylord 1996: 135), fue memorizado, repetido y reproducido en relaciones, poemarios y pliegos sueltos (Rodríguez Marín 1935: 523). Por esta razón, tampoco es posible conceder la categoría de codex optimus a ninguna de las copias existentes, pese a que uno de estos manuscritos no considerado hasta ahora, BRAE, RM 6723, muestra indicios de que se llegaron a registrar otros sonetos que se presentaron a un certamen poético celebrado en aquellos días en que estuvo erigido el catafalco al que Cervantes dedicó su “Voto a Dios”.

  1. 2. COPIAS IMPRESAS Y MANUSCRITAS

     En la recensión de las fuentes del texto del soneto, vamos a proceder por orden cronológico de publicación o de la mención en estudio y repertorio, indicando en cada caso la sigla asignada en aparato crítico.[5] Daremos cuenta de las copias en manuscritos recopilados con anterioridad a la edición de Poesías varias de Alfay (1654), pues raro sería que los posteriores pudieran aportar una versión diferente por haberse extraído de un copia más antigua.[6] Comenzaremos la relación con aquellos cuya versión del soneto había sido editada ya en publicaciones antiguas (zsPaTHOC), continuando con las de edición más reciente (KRY), para terminar con los manuscritos que se citan en algún estudio (IBNFG) y con los que no lo han sido hasta ahora (LVDEM).[7]

Según se sabe, la primera vez que apareció el soneto impreso, sin nombre de su autor, y más de medio siglo después de su composición, fue en la antología publicada en Zaragoza recopilada por José Alfay:

Poesías varias, de grandes ingenios españoles. Recogidas por Ioseph Alfay, I dedicadas a Don Francisco de la Torre, cavallero del Abito de Calatrava. Zaragoza, Por Iuan de Ybar, 1654, pp. 3-4. [= z]

Se desconoce la procedencia del material manuscrito que pudo allegar Alfay para elaborar esta recopilación.[8] José Manuel Blecua (1946: 11-12 y 210) editó este poemario a partir del ejemplar de la BN R-6797, numerando las composiciones, modernizando la grafía y corrigiendo, en el caso del soneto, las erratas ya anotadas en el margen de dicho ejemplar de la edición original: v. 7, me dure; 8, anima; 15, en chapeo.[9]

La misma versión de Alfay, con esas correcciones,[10] está incluida en el tomo IX del Parnaso español (Sedano 1778: 193). Se declara dicha procedencia en el “Índice de las poesías que comprende este tomo IX con una breve noticia y juicio de ellas”; en dicho apéndice  ilustra las poesías con un breve comentario señalando, en el caso del soneto cervantino, “nº 34”, “algunos más que vislumbres de una oculta y refinada sátira” y lo que él juzga “exageración” en la conocida declaración de autoría que precede a su primer verso en Viaje del Parnaso IV 38 (Sedano 1778: xxxi-xxxii). La versión y el comentario de este último tomo del Parnaso español, que se debieron quizá a las “Memorias de la vida y escritos de Cervantes” (1776) del “cultísimo artillero” y académico Vicente de los Ríos (1736-1779), contribuyeron a la divulgación del soneto (Palomo 1869: XLV), pues Gregorio Mayans (1699-1781) pareció desconocer este testimonio de la vida de Cervantes en la que fue su “auroral biografía” (Sánchez 1995: 35), que precede con paginación propia a la edición londinense en cuatro tomos del Quijote, al cuidado del barón John Carteret (1690-1763), por J. y R. Tonson, 1737-1738 (BLH VIII, nº 218), a pesar de haber recogido en § 172 (número 272 por errata en Mayans 1737: 88) los primeros 99 versos del mencionado capítulo IV del Viaje del Parnaso. Más aún, indica un desconocimiento del famoso soneto no sólo la falta de referencia al mismo en toda la biografía, sino el hecho de que se hubiera impreso también en letra redonda el verso precedente  “Por honra principal de mis escritos”, considerándolo, a todas luces, incipit del soneto (Mayans 1737: 89). Esta confusión  en el comienzo no pudo colegirse en modo alguno de la editio princeps en vida del autor (Madrid, Viuda de Alonso Martín, 1614, f. 28v [BN Cerv/359]), sino de una reimpresión que se añadió tras La Galatea de 1736 con portada propia y paginación independiente (Madrid, Juan de Zúñiga, 1736, p. 35 [BCS 16-3-9]),[11] donde figuran ambos versos 38 y 39 en cursiva.

La segunda versión del “Voto a Dios” apareció, como único ejemplo de soneto con estrambote,[12] en la gramática del filólogo valenciano Vicente Salvá y Pérez (1786-1849):

Gramática de la lengua castellana según ahora se habla. Ordenada por Vicente Salvá, París, Librería Hispano-Americana, 1830. [= s]

Gracias a la edición crítica que de esta gramática hizo Margarita Lliteras, conocemos literalmente la nota del filólogo valenciano acerca de algunos rasgos gráficos del códice de donde extrajo esta versión:

Como no me acuerdo de que haya ninguno de esta clase en nuestro Parnaso moderno, copiaré el tan sabido de Cervantes, según se halla en el manuscrito que poseo, y parece ser de la propia mano de su inmortal autor. No he hecho en él más alteración que descifrar las dos abreviaturas Vm. y S.r del verso decimotercio, y acomodarlo a la buena ortografía, por- / que en este punto era aquel grande injenio más descuidado que la generalidad de sus contemporáneos (Salvá 1988: 815-816).

Es preciso adelantar la objeción de que difícilmente puede ser autógrafo esa versión manuscrita cuando registra la variante “Vive Dios” en el único verso que presentó Cervantes para declarar su autoría, lo cual indica que el Viage del Parnaso ha sido una de las obras menos leídas de la literatura áurea (Rivers 1993: 105).

Por lo demás, volvemos a encontrar reproducida dicha versión del soneto con nota del epígrafe que llevaba (“Soneto al tumulo del Rey P.H.e 2° que hizo la ciudad de Sevilla”) y otras noticias más precisas de su fuente, en:

Catálogo de la biblioteca de Salvá, I-II, Valencia, Ferrer de Orga, 1872, I, p. 138. [= s2]

Salió publicado este catálogo a nombre de su hijo Pedro Salvá y Mallén; en la entrada nº 299, de una obra de Ambrosio de Morales (1513-1591), se añade la noticia de que el soneto se encontraba en una hoja que, al parecer, quedó en blanco entre dos tratados en un tomo manuscrito en 4º que Vicente Salvá había poseído en los años de su exilio liberal en Londres, y parece haber conservado todavía en París cuando la primera edición de la Gramática. Estos dos tratados eran La vida de la Condessa Matilda de Canossa y sus grandes hazañas con que amparo y deffendio, la sede Appostolica y los sûmos Pontifices de su tiempo, autógrafo con correcciones del mismo Morales, y Virtudes de mugeres; al fin: Bher. Ferñz de Castroaetate sua 17 annor. faciebat Grannatae, en el que se intercalaban otros versos; se desconoce el paradero de este manuscrito (Eisenberg 1988: 139 n. 208). La reproducción del soneto en el Catálogo no informa de la resolución de las abreviaturas ni de las correcciones ortográficas que dijo haber hecho en la Gramática; quizá se refiriera sólo a v. 10 “hoi”. Sin embargo, presenta, sorprendentemente, la variante en v. 3 “suspende”, en vez de “sorprende”, que aparece en esta singular versión de la Gramática.[13]

La tercera versión en orden cronológico de publicación que aportó variantes significativas en el texto del soneto se conserva en:

Madrid, Biblioteca del Palacio Real, ms. 2459 (olim 2.k.8): Varias poesías, f. 97r[14]: Al túmulo y honrras de Don Phelippe 2° / que se hicieron en Seuilla, de un Soldado vellacón. / Soneto [= P].

Fue publicada por primera vez por José Velasco Dueñas, Facsímile de la partida de Bautismo de Miguel de Cervantes Saavedra, de su firma y la de su muger Dª Catalina de Palacios y Salazar, Madrid, Aguado, 1852, p. 7, de donde la reproduce Palomo (1869: XL-XLI). Es un volumen formado de hojas impresas y manuscritas con certámenes poéticos salmantinos celebrados a la muerte de Felipe II (CRBM II, pp. 481-487).

Unos diez años después apareció, en plena efervescencia de hallazgos de inéditos cervantinos, otra versión del soneto acompañada de un sorprendente testimonio. Fue inserta en el primer tomo del Ensayo de Gallardo (1863: 1258). Se trata de una “muy curiosa noticia” que copia en nota el académico de la Historia Aureliano Fernández‑Guerra y Orbe (1816-1894), en el apéndice titulado “Noticias de un precioso códice de la Biblioteca Colombina”, institución que visitó en 1845, como afirmó Adolfo de Castro (1874: 5). Para ilustrar el desiderátum de recabar otras muchas obras de Cervantes “que andan por ahí descarriadas”, Fernández‑Guerra cita un “manuscrito en folio de Sucesos de Sevilla, 1592-1604, (propio del Sr. D. José Sancho Rayón)”, registrado a su vez como adición de los editores, Zarco del Valle y el mismo Sancho Rayón, no de los apuntes de Gallardo, en el mismo tomo I, col. 1143, nº 1176:

Sucesos de Sevilla de 1592 a 1604. Fol. --ms. de letra del tiempo.-- 33 h. Curiosísimo códice sin nombre de autor. Entre otras noticias y datos preciosos para la historia de Sevilla, que contiene no debe pasar en silencio lo que dice con referencia al soneto que el inmortal Cervantes hizo al túmulo de Felipe II:

«En martes 29 de Diciembre del dicho año (1598) vino de S. M. se hiciesen las honras; y parece que condenaron a la Inquisición en la cera que se gastó el primer día, y á la ciudad en las misas, y que el Audiencia no llevase estrado. Y en este día, estando yo en la santa iglesia, entró un poeta fanfarrón y dijo una otava sobre la grandeza del túmulo»

Inserta en seguida lo que él llama octava, que es el soneto de Cervantes, el cual no ponemos aquí por ser tan conocido.

Esta versión, que podría ser la más cercana al original por haberse tomado en el acto mismo de su recitado ante el túmulo, se encuentra reproducida sin las correcciones ortográficas del Ensayo en la edición que hizo de dicha crónica anónima pocos años después el político e institucionista sevillano Antonio María Fabié y Escudero (1832-1899). Fue publicada por una asociación de eminentes estudiosos que aún está esperando la investigación que la historia intelectual de esta ciudad merece:

Sucesos de Sevilla de 1592 a 1604. Recogidos por Francisco de Ariño, vecino de la ciudad en el barrio de Triana. Ilustrados por D. A.M. Fabié; Sevilla, Sociedad de Bibliófilos Andaluces, 1873, pp. 105-106. [= a]

Fabié, además de identificar al autor de la crónica anónima con una prueba inequívoca de su autenticidad,[15] ofrece en su introducción alguna noticia de esa única fuente manuscrita:

El códice es en general muy incorrecto [...], porque no es el autógrafo de su obra lo que posee el Sr. Sancho Rayón, sino una copia hecha en época inmediata a la del autor, pero tan infiel como suelen serlo todas las de aquel tiempo; los vacíos que se notan en el manuscrito prueban a mi juicio esta opinión” (p. XLIII).

En esta única edición de los Sucesos de Ariño se recogen algunos otros poemas, como romances de ajusticiados (p. 3), y coplas (p. 73), y también faltan romances que el autor dice relacionar (pp. 117, y 120). Lo cual no sólo viene a confirmar el juicio del editor acerca de que su fuente manuscrita es una copia casi contemporánea de un original perdido, sino que hace suscitar dudas sobre la exactitud de esa “octava” que el “poeta fanfarrón” declamó junto al túmulo e incluso sobre la veracidad misma del testimonio del recitado. Hasta el momento, no he podido hallar el paradero del manuscrito de José Sancho Rayón (1830-1900), ni mucho menos averiguar algo sobre su procedencia. Ofrece noticias de su vida y de la dispersión de su acervo bibliográfico Rodríguez Moñino (1946: 81; 1965: III, 12-52).

Otra versión que se aportó aún en el siglo XIX no fue recogida en los minuciosos estudios sobre el “Voto a Dios” de Cervantes:

Nápoles, Biblioteca Nazionale “Vittorio Emanuele III”, ms. I-E. 49: Cancionero de Mathias Duque de Estrada, f. 58r: Soneto. (alia manu) Al tumulo del rey nuestro señor don Phelipe / 2. en boca de un balenton y un soldado por Çeruantes [= T].

Había sido publicada por Emilio Teza (1889: 715), según se registra cumplidamente en el reciente ensayo de catálogo de obras cervantinas (Montero Reguera 1995: 63). Dieron noticia de esta copia manuscrita Schevill y Bonilla en su edición (1922: 75), remitiendo a Eugenio Mele y A. Bonilla (1902: 152), pero sólo en nota de este artículo se llegó a mencionar la publicación (Mele, Bonilla 1902: 141), por lo que debió de pasar inadvertida a la eufórica y a menudo poco precisa erudición de Rodríguez Marín (1920: 149, n.1). El cancionero del desconocido “Mathías duque de Estrada” había servido para determinar la autoría de una atribución poética cervantina (Schevill, Bonilla 1922: 64; Montero Reguera 1995: 61, nº 29), el romance “La morada de los celos” (Gaos 173, pp. 369-372).

Una singular versión del soneto aportada por Francisco Rodríguez Marín (1935: 518) no ha sido cotejada hasta ahora en el ms. que la contiene:

Madrid, Biblioteca Central del CSIC, RM 3857: Papeles Varios M (anu) S (criptum), ff. 89v-90r: inc. Boto a Dios que me espanta esta braueza [= H].[16]

La había dado a conocer en el espléndido “Discurso Preliminar” con que prologó su edición de Rinconete y Cortadillo (Sevilla, Tipografía F. de P. Díaz, 1905); estaba en “un cartapacio hispalense compuesto de varios cuadernos de diversas letras, todas de los siglos XVI y XVII”, perteneciente a Luis y a Antonio Palomo, hijos del erudito que editó la Descripción del Túmulo al que está dedicado el soneto. “Entre noventa y tres sonetos de varios autores, rara vez indicados,” —halló el erudito ursaonense— “otra lección del soneto de Cervantes” (Rodríguez Marín 1920: 149, n.1). Ya en la primera redacción de “Una joyita de Cervantes”, publicada el mismo año que el  “Discurso Preliminar”, sospechó Rodríguez Marín que esta versión pudo ser recogida por “Félix Persio Bertizo”, poeta natural o vecino de Sevilla, que “ya florecía en 1612”, y de quien había dado alguna noticia de sus intervenciones en justas poéticas.[17]

Rodríguez Marín aludió en parecidos términos a este ms., entonces propiedad de la familia Palomo, en su edición, en 1907, de la “Satira apologetica en defensa del divino Dueñas” (CSIC BC, ms. RM 3857, ff. 1v-13v), del licenciado Francisco Pacheco (Montero, Solís 2005: 640, n. 14), pero jamás lo identificó con el de esos sonetos. Posteriormente, Rosa Navarro señaló, en su edición de los poemas de Félix Persio, la existencia de esta versión del “Voto a Dios” sin localizarla en la descripción interna que hizo de dicho cartapacio hispalense (Navarro Durán 1983: 14), ajena, según parece, a las reiteraciones de “Una joyita”. El estudio de los sonetos burlescos de este y otros poemarios arrojará luz sobre aquella Academia de Ochoa (Rodríguez Marín 1920: 155) o del Soneto Burlesco (Márquez Villanueva 2005: 138), en la que pululaban poetas impecunes y “ruiseñores del hampa”, y en cuyo carácter y ambiente deberá inscribirse el soneto que nos ocupa.[18]

El tantas veces citado artículo de Rodríguez Marín toma como base una obra que agrupó en su momento todas las versiones del “Voto a Dios” que hasta entonces se habían publicado. Dicha obra ha sido, para todos los estudios que del soneto se han hecho, el referente más autorizado, y mucho más citado que la edición crítica de Schevill y Bonilla, a pesar de que en ésta se registran dichas versiones; y esta primacía crítica no ha sido por otra razón sino porque esos estudios se han centrado en la interpretación del poema antes que en la mera cuestión textual; pues este libro venía a exhumar de crónicas manuscritas la memoria que describía pormenorizadamente el famoso túmulo al que el soneto está dedicado: Descripción del Túmulo y relación de las exequias que hizo la ciudad de Sevilla en la muerte del Rey Don Felipe Segundopor el licenciado Francisco Gerónimo Collado. Prólogo y edición de Francisco de Borja Palomo, Sevilla, Sociedad de Bibliófilos Andaluces, 1869.[19]

En dicho prólogo, el erudito sevillano transcribe todas las versiones conocidas del soneto hasta esa fecha (zsPa).[20] La Descripción de Collado dio a conocer dos nuevas muestras de poesía cervantina sobre el mismo tema pero de tono diferente a la del túmulo (Asensio 1902: 55-66): las “Quintillas” (Gaos 178, p. 378) y el soneto trunco (Gaos 203, p. 416), cuya atribución, aunque dudosa (Astrana V: 319 n.), no ha sido refutada (Avalle-Arce 1973: 402, nº 32).

La edición de Palomo se hizo a partir de dos manuscritos de finales del siglo XVII, al parecer copia uno, 58-3-12, del otro, 58-5-36 (Pozuelo 1991: 420 n. 12), conservados en la BCS. En ambos reza la misma frase para introducir la producción poética que no formaba parte del programa iconográfico del túmulo:

Algunos otros versos se pusieron sueltos y unas dezimas que compuso Miguel de Cerbantes, que por ser suyas fue acordado (de) ponerlas aquí. (Síguense) inc. Ya que se ha llegado el día.[21]

Palomo da por sentado que fue Collado quien añadió los versos, “por ser de Cervantes”, y lamenta que “no pusiese también los que sin duda escribieron los demás injenios sevillanos” (Palomo 1869: XXIX-XXX). Pese a que Collado residía en Granada cuando las exequias (Palomo 1869: 3), no hay razones para no aceptar que fue él quien añadió este apéndice a su relato, y no que fuera una interpolación del primer copista del BCS 58-5-36. Pudo haber otra descripción de la que procedería la versión de Pablo Espinosa de los Monteros (Pozuelo 1991: 427),[22] pero podemos asegurar que en ninguno de éstos se había conservado el “Voto a Dios” de Cervantes.

En esta cronología de la fortuna del soneto, siguen las dos versiones reproducidas por Schevill y Bonilla (1922: 76, y 104) fuera del aparato crítico de su edición.

Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 19387: Satira de Oquendo, f. 113v: Soneto que se hizo en / sibilla al tumulo / del rrey don fe- / lippe [= O].

Había sido registrado en la descripción de los mss. de Pascual de Gayangos (Roca 1904: 244); también fue señalado por Antonio Paz y Melia (1907: 181), quien aporta una mejor descripción del contenido del entonces ms. 725, pues Pedro Roca no recogió el comienzo del soneto en f. 114r, inc. “Que es esta que descendit de diserto”,[23] aludiendo a su foliación bajo el epígrafe “Glosas diversas”. El artículo de Paz y Melia fue señalado por Rodríguez Marín (1935: 522) en el Post Scriptum de 1914 a su nueva redacción de “Una joyita de Cervantes”, en donde mismo transcribe el soneto que sigue al “Voto a Dios”, inc. “Boasé mi sor soldado que se admira” (Gaos 193, pp. 404-405).

La última copia reproducida en la edición de Schevill y Bonilla consta en:

Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 3985: Poesías diversas, f. 95v: Don Agustín del Hierro / Regius inc. Vive Dios [= C].

Esta versión fue publicada (Schevill, Bonilla 1922: 104), sin citarse el encabezamiento espurio.[24] Cf. CMBNPC III, p. 1438, nº 87. En este mismo ms., f. 139, se encuentra una versión incompleta de la “Canción desesperada”, algo diferente a su vez de la BCS 56-4-35, ff. 31-32v (Blecua 1992: 21), que, a todas luces con posterioridad (Astrana V: 192), pasaría a integrarse en el episodio del Quijote I, cap. 14, “Canción de Grisóstomo” (Gaos 95, pp. 239-245); una colación de ambos mss. ofrece Francisco Rico en el aparato crítico del Quijote del Instituto Cervantes (Cervantes 1998: II, 713-714).

         Las tres versiones que siguen han sido publicadas en estudios recientes:

Nueva York, The Hispanic Society of America, B 2558: Cancioneiro hispano-português, f. 35v: Soneto uendo a essa. del rey Phelippe em Seuilha [= K].

Aludió a esta copia Rodríguez Moñino (1946: 12), y después en la descripción del ms. X (B 2558) (Rodríguez Moñino, Brey Mariño 1965: I, 77, nº 20). Finalmente fue publicado por Arthur L. F. Askins (1974: 96, nº 20).

Madrid, Biblioteca del Palacio Real, ms. 996: Romances manuscritos. De la lib.a de d. fer.do de Henao monjaraz, ff. 216v‑217r: soneto queîco un soldado sebillano al tumulo queseiço en sebilla [= R].

Está escrito en tinta diferente más clara; coloca punto en la separación de palabras. Esta versión fue publicada en: Poesias Barias y recreación de buenos ingenios, ms. 17556 BN Madrid, ed. Rita Goldberg, 2 vols., Madrid, J. Porrúa Turanzas, 1984, t. 1, p. 60, n. 14. Para una descripción del manuscrito, cf. CRBM I, pp. 504-513 (p. 511, n1 224); (BIPA 1072).

Nueva York, The Hispanic Society of America, B 2495, ff. 320-336: Cartapacio de varios sonetos a lo divino, f. 326r: Sonetos (sic) que hiço a el túmulo de Seuilla un soldado [= Y].

Fue recogido en la descripción del ms. de la HSA, XIV (B 2495) (Rodríguez Moñino, Brey Mariño 1965: I, 112, nº 280); cf. BIPA 1295.[25]

Las siguientes versiones nunca han sido publicadas:

Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 4127: Libro de romances nuebos con su tabla puesta al principio por orden del ABC hecho en el año de 1592, p. 183: Soneto al túmulo que se dijo en Se- / uilla por la muerte de Don Felipe 2º. / (alia manu) De Cervantes [= I].

Esta copia había sido señalada, en la descripción de este ms., por Manuel Serrano y Sanz: “en p. 168 comienzan las poesías de don Francisco de la Cueva, con las cuales está el célebre soneto de Cervantes a las exequias de Felipe II en Sevilla” (Serrano 1903: I, 329b).[26] Cf. CMBNPC III, p. 1913, nº 74.

Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 861: Canciones Misticas, 1) pp. 619-620: otro que dixo un per- / sonage al tumu- / lo de Seuilla [= B]; y 2) p. 633: Otro al tumulo de Sevilla [= N].

La localización de ambas copias había sido indicada en 1934, con insólita precisión, por Rodríguez Marín (1935: 526, n. 1), señalando sólo la variante del v. 15 “Y luego, a lo valiente...”, como indicio de “haber andado en ello la propia mano de Cervantes”; esta afirmación no se conlleva con el carácter oral, que él mismo admite, en la transmisión del soneto. Cf. CMBNPC I, p. 42, nº 372; BIPA 1142; y CMBNPC I, p. 43, nº 388, respectivamente.

Florencia, Biblioteca Nazionale Centrale, ms. Magliabechiano VII-353: Var. poesie spagnuole copiate da Monsignor Girolamo da Sommaia, 1) f. 1v: Soneto. Al Tumulo de Seuilla dixo un soldado [= F]; y 2) f. 277v: Al tumulo De Seuilla [= G].

Son copias de diferente mano con variantes significativas; estas versiones fueron indicadas por el cervantista George Haley (1977: 60).[27] Girolamo da Sommaia fue un joven noble florentino que estudió Derecho en Salamanca entre 1599 y 1607 (Haley 1977: 9); mantuvo estrecha camaradería intelectual con profesores y condiscípulos,[28] y se llevó a su patria dos diarios y varios cartapacios donde había copiado poemas de escritores españoles contemporáneos; en f. 1r, está el soneto “A la entrada del Duque de Medina en Cádiz” (Gaos 176, p. 375), atribuido a Góngora (Rennert 1895: 390; Haley 1977: 59). Posteriormente, han sido registradas en la detallada descripción interna del ms. (Massoli 1986: 125 nº 2,  142 nº 362), sin abordarse la cuestión de las atribuciones (Massoli 1986: 122).

Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 8252: Satyrico del Conde de Villamediana, de don Pedro Varron. Napoles 1651, f. 69v: Soneto a un brabo que llego a uer un suntuoso / tumulo en Seuilla. Boto a Dios que me espanta esta brabeça. [= L].

Está copiado en la columna derecha del f. 69v, la cual resulta un poco más ancha, con diferente letra de trazo más fino. Consta el ms. en total de 77 folios; en f. 75v, consta antiguo poseedor: “Este libro es de don Pedro Varron. Memorial que la villa de Madrid dio a su Majestad.” La copia del “Voto a Dios” está registrada en CMBNPC IV, p. 2496, nº 66; en p. 2493 anuncia esta copia del soneto “sin atribución”. Se halla en este ms., f. 14r, un soneto satírico contra la ciudad de Roma, inc. “Bereys un papa eleto a moxicones”, des. “esta es en suma la triunfante Roma”, (CMBNPC IV, p. 2495, nº 40), cuyo contenido vinculó Astrana (t. VII, 443) al soneto (Gaos 151, p. 321) del peregrino en el Persiles (Lara Garrido 1994: 645-646).

Évora, Biblioteca Pública e Arquivo Distrital, Codex CXIV/ 1-3, f. 676v: SONETO. (Alia manu) Cervantes [= V].

No he podido comprobar otras referencias bibliográficas de este códice portugués; la copia no está citada en el estudio de Evelyn P. Lytle, “Three Manuscripts of Quevedo's 'Manzanares, manzanares': Unpublished Ajuda Codex 51-VI-2; Evora Codex CXIV/1-3; and Ajuda Codex 52-IX-27”, Romance Notes, 23 (1983), pp. 251-257.

Madrid, Biblioteca de la Real Academia Española, RM 6212: Versos varios del siglo XVII, pp. 84-85: Soneto en la muerte del rei don Felipe segundo hecho por un soldado en Seuilla [= D].

Sólo registrado en BIPA 1484.

Madrid, Biblioteca de la Real Academia Española, RM 6215: Cancionero del siglo XVII, p. 49 [= E].

Sin título ni nombre de autor; cf. BIPA 1499. Esta copia tiene en el v. 14, “y quien lo contradize es un... i miente”, la misma variante que Rodríguez Marín (1935: 524, n. 1) observó en copia de un manuscrito de la Biblioteca Menéndez Pelayo, que llevaba por título Poesías varias antiguas, y había sido recopilado por Bartolomé José Gallardo.[29]

Madrid, Biblioteca de la Real Academia Española, RM 6723: Tesoro poético del siglo XVII. “Sonetos artificiosos A la muerte de su Mag.d / el rey don Philipe 2º que Dios haya. / Año de 1598”; p. 13: Soneto al túmulo que se / hizo en Sevilla a las honrras / de su Mag.d [= M].

Copia registrada en BIPA nº 1535. El RM 6723 está formado en sus primeras 51 páginas por una colección de poesías, todas anónimas, a la muerte de Felipe II, que registra en cada una de ellas la calificación concedida en un certamen poético que debió de celebrarse en la misma Sevilla poco después de producirse el óbito regio. El “Voto a Dios” es la única composición que no lleva dictamen del jurado, lo que indica que no se presentó a concurso. La mayoría de estos sonetos, quintillas, canciones, liras, tercetos elegíacos, no se han conservado en otros cancioneros de justas que se hicieron al efecto.[30]

Estos tres mss. de la RAE pertenecen al legado de don Antonio Rodríguez Moñino (1910-1970), quien dejó preparado para la imprenta el estudio: “El soneto de Cervantes Voto a Dios que me espanta esta grandeza. Textos inéditos”.[31] Al parecer, no llegó a ser publicado (Askins 1974: 169), ni tampoco comentado este inédito del eminente bibliógrafo (Eisenberg 1991: 84, n. 3), que sin duda habría de aportar las versiones de estas tres copias.

  1. 3. ANÁLISIS Y ELECCIÓN DE VARIANTES

No hay ninguna versión cuyas variantes coincidan plenamente entre las 21 copias del soneto, ni siquiera aquellas que están en el mismo manuscrito, BN y FG. Incluso en el mismo epígrafe que precede a la mayoría de las copias, hay discrepancias significativas. Lo común a todos estos epígrafes es lo que se extrae del propio soneto: que se dedicó a un grandioso túmulo funerario y que éste fue erigido en Sevilla. El nombre del rey, desdibujado en el delicado proceso de la transmisión oral, lo recuerdan sólo 8 copias. En 8 copias diferentes, en cuyo epígrafe aparece mencionado uno de los personajes mediante el calificativo de soldado, bravo o bellacón, se muestra un claro influjo del contenido del poema en la percepción de la representación del mismo (Ayala 1963: 53-54). La mención del personaje recitante en estos epígrafes dan credibilidad al testimonio de Ariño (Gallardo 1863: 1143), pese a no haberse hallado su manuscrito; sin embargo, identificar al “poeta fanfarrón” con el “cincuentón Cervantes” (Rodríguez Marín 1935: 516; Astrana V: 321; Rivers 1973: 133; Vranich 1981: 104; Martín 1991: 105; Rivers 1995: 217), supone que su notoria manquedad hubiera pasado desapercibida al curioso cronista.

Característica generalizada en todas estas copias manuscritas es la falta del nombre “de su dueño” en el mismo puño y letra de quien hizo la transcripción. Las atribuciones en los mss. Madrid BN 4127 (I), Nápoles (T) y Évora (V), son, según se indica, un añadido de otra mano. Esta anonimia, como hemos visto, alcanza a la que sería su edición príncipe en la recopilación de Alfay (z), donde apareció, también sin nombre de autor, incluida en segundo lugar entre otras composiciones tanto anónimas, como nominalmente atribuidas. Tampoco se nos habla de firma alguna en la copia manuscrita aportada por Salvá (s), que incluso supusieron autógrafa. La transmisión manuscrita en cartapacios y poemarios daba poca seguridad de conservar una atribución fidedigna (Rodríguez Moñino 1968: 39); y más aún, si se recogían de las copias con plica que se entregaban a los secretarios de los jurados en los certámenes poéticos (Godoy 2004: 32). Lo relevante en el caso del “Voto a Dios” es la propia reivindicación de autoría, que fue desatendida hasta bien entrado el siglo XVIII.

Las variantes del primer verso quedan descartadas por la mención inequívoca del incipit en Viaje del Parnaso IV 39. “Por honra principal de mis escritos” (IV 38) no se refiere a “Yo el soneto compuse” (Martín 1991: 102), sino a “que así empieza,”: resalta la ironía de ser el autor de un soneto famoso al que deshonra la palabrota malsonante y blasfema de su comienzo (Marín 1984: 203). No hay, pues, exageración; tampoco, orgullo por la valentía de la supuesta denuncia.[32] La contribución del amante de “el arte dulce / de la agradable poesía” (IV 32) a unas magníficas “honras” fúnebres que se hicieron en Sevilla se descubre en realidad como un soneto irreverente con lo divino y humano, irrespetuoso con las circunstancias y ofensivo para los artistas que intervinieron en la construcción del túmulo. De ahí que el terceto precedente, “Nunca voló la pluma humilde mía / por la región satírica (IV 33-34), adquiera, antes que una muestra de flagrante hipocresía (Gaylord 1996: 128), el carácter de una excusatio non petita. Tal vez por eso también dejó en el anonimato por algún tiempo su magnífico soneto, de cuya autoría parece sospechar el autor de La Pícara Justina (Bataillon 1973: 224).

En v. 2, la publicación de la versión de la crónica de Ariño (a) dio a conocer una variante, “escribilla”, que aparece sólo en otras 3 copias manuscritas (RCO). Descrevir y escrivir (Cov. 457, 541) resultan sinónimos en lo que respecta al acto de “narrar y señalar con la pluma algún lugar o caso acontecido”. Descripción denominaron el licenciado Francisco Gerónimo Collado y el catedrático de Salamanca Jácome Brabosa Arana a la relación que escribieron de las exequias hispalenses (Palomo 1869: XVII). Quizá el recitante que declamaba el soneto ante el túmulo acompañara la pronunciación de esta palabra con un gesto de su plumífera diestra, y así lo entenderían sus divertidos espectadores. No es del todo imposible que Cervantes, por los conocimientos y relaciones que tuvo con algunos de los participantes en la construcción del cenotafio, hubiera acariciado la idea, o acaso le prometieron, el encargo de redactar la relación de las exequias. Su maestro López de Hoyos había publicado la Historia y relación de las exequias de la reina Isabel, donde precisamente colaboró su “charo y amado discípulo” con dos poemas primerizos (Schevill, Bonilla 1922: 6-10). Astrana (t. V: 369) también sugiere, sin fundamentos, que Cervantes participara en la Solemne entrada de los nuevos reyes en Madrid, publicada en Sevilla por Clemente Hidalgo en 1599. Daniel Eisenberg (1991: 100) ha apoyado que colaborara, esta vez de negro, en la Relación del bautismo de Felipe IV (Valladolid, 1605), por la que pasó factura el influyente cronista real Antonio de Herrera y Tordesillas. Y en parecidos menesteres lo ha colocado Francisco Rico (Cervantes 1998: CC), elaborando preliminares apócrifos para el impresor Robles. Hay razones para admitir que Cervantes, en el mundillo de la cultura oficial hispalense, no fue el perfecto don nadie que ha llegado a lamentar con algún reproche cierta parte de la crítica. Rodríguez Marín (1935: 520 n.) dejó caer, en medio de su encendida alabanza del túmulo, la posibilidad de que Cervantes asesorara en algunos puntos a los artistas que pintaron las escenas de la batalla de Lepanto, y Astrana (t. V: 316) así lo admite por las antiguas relaciones sin duda amistosas con el imaginero Juan Martínez Montañés (1568-1649), de quien había actuado de testigo de conocimiento en un documento contractual en 1590.[33] También pudo conocer, a causa del cometido de su orden, el rescate de cautivos, al religioso a quien se le encomendó el sermón fúnebre, el maestro fray Juan Bernal (Asensio 1864: 81). No hay pruebas documentales de que conociera personalmente a los Pacheco, pese a los vínculos literarios que existen entre el canónigo y el pintor con algunas obras de Cervantes (Martín 1985: 217; Close 1990: 494; Ruiz Pérez 1999: 86, 94; Montero, Solís 2005: 665). También resulta un enigma que el racionero Porras de la Cámara no lo hubiera mencionado en su festiva y malograda Floresta,[34] ni que tampoco se conserve su nombre en las copias de prosa y verso que se conservan en la BCS (Asensio 1902: 36-54). Tal vez diera al traste con las promesas de ese encargo el bochornoso espectáculo de las autoridades en la celebración de los funerales (Pérez Escolano 1977: 155). Doblar por significa en germanía dar por muerto (Alonso 1977: 296). Debajo de los ridículos y exagerados asertos sobre el valor pecuniario del monumento (Martín 1991: 110), podría haber un juego de palabras con que el soldado mutilado diera por muerta la posibilidad de aquel lucrativo encargo por el que habría canjeado ciertas historias de rara invención.

En v. 3, la omisión de la ilativa “porque” sólo en 4 copias, pese a que entre ellas están el testimonio de Ariño (a) y el ms. de la justa poética de la BRAE (M), que rellena reiterativamente el endecasílabo, está refutada por la adversativa que aparece en un ms. de la HSA (K), amén del resto de las copias. Imposible comprobar en ms. la variante “sorprende” de la primera versión de Salvá.

En v. 4, queda claro en toda la transmisión el sustantivo máquina, en poliédrica referencia a la mole del túmulo (Martín 1991: 111-112). La publicación (1863) de la versión de la crónica de Ariño (a) dio a conocer otra variante, “belleza”, que ya estaba en la versión publicada de P (1852), pero que se ha visto corroborada por la mayoría de las copias inéditas. Junto con su rima en el v. 8, es una de las variantes que ha diferenciado las versiones vulgatae. La segunda de éstas, la del ms. perdido de Salvá, es la única que da en v. 4 “riqueza”, presentando una ilación conceptual con los términos precedentes: grandeza, doblón, maravilla, máquina insigne, son términos que destacan sólo la materialidad de un hecho, que no tiene por que ser indefectiblemente bello. En cambio, la lectura que presentó la edición de Alfay (z), “braveza”, sólo aparece en dos manuscritos de opuesta procedencia, México (O) y Nápoles (T). El término braveza lo aplica Ambrosio de Morales a la suntuosidad de construcciones (DA); aunque no aparece con esa acepción en Cervantes, encaja en el discurso enfático y materialista del soldado (Fernández de la Torre 1984: 35), y pone de manifiesto la complaciente identificación del populacho con su estúpida clase dirigente.

El v. 5 es el único que, con excepción de las grafías particulares, no presenta variantes en ninguna de las copias.

El v. 6 presenta una variante de las versiones vulgatae que han venido a solucionar tanto el consenso de la mayoría de las copias inéditas como el buen uso de la lengua española que hace en sus obras el propio Cervantes. Alguna duda en el régimen nominal del comparativo parece atajar la copia E: “vale un millón y es muy gran mansilla”.

En el v. 7, se ha querido entender “siglo” como síntesis de la duración del auge del poderío español, de 1492 a 1588, en el marco de la crítica de la sociedad de entonces (Martín 1991: 102; Gaylord 1996: 142; Graf 1999: 76), que logra hacer un ingeniosísimo Cervantes sub specie aeternitatis.

El v. 8 es, como el 4, donde se da una discrepancia en las variantes difícil de resolver. Si fuera cosa del consenso textual, no habría la menor duda: “riqueza” no sólo es una de las variantes divulgadas, sino que se ha visto apoyada por un mayor número de copias inéditas. En cambio, “nobleza”, aportada antes por la versión de Salvá, sólo consta en dos copias, la del Cancioneiro de la HSA que editó Askins, “en nobleca” (sic K), y la del cancionero napolitano, “nobleça” (T). Desde el punto de vista de la tradición literaria, la variante “en ánimo y nobleza” sería una lectio facilior: la secuencia, referida a los futuros romanos, aparece en el libro I de Tito Livio, 1.1.8: nobilitatem admiratum gentis virique et animum vel bello vel paci paratum [admirándose de la nobleza del pueblo y del hombre (sc. Eneas el troyano) y de su ánimo dispuesto para la guerra o la paz]. Es posible que el copista de s, que ha atenuado el taco “Voto a...” en un “Vive Dios” reiterativo con el v. 5, haya visto rimar fácilmente una asociación de palabras recordada en la lectura de los clásicos, que va precedida además de la traducción del título de una conocida obra de la historiografía latina renacentista, Roma triumphans, del humanista Flavio Biondo (1392-1463). El parangón de Sevilla con Roma alude a la pretensión de la clase culta local de promover a la ciudad como heredera y depositaria de la tradición clásica (Lleó 1979: 161-187; Solís 1998b: 152; Cipolloni 1999: 168). La transposición de M, “triunfante Roma”, anula el ritmo dactílico de este endecasílabo. Aparece así en el final de un soneto anónimo “en vituperio” de Roma identificado con el que denuncia Cervantes en su Persiles (Astrana VII: 443-444; Lara Garrido 1994: 646). Miguel Herrero García identificó a ese “poeta español, enemigo mortal de sí mismo y deshonra de su nación” (Persiles IV 3, p. 427 Avalle-Arce), el autor del soneto satírico, con el Conde de Villamediana (Lara Garrido 1994: 645, n. 7); también relacionó el terceto de excusación satírica del Viaje del Parnaso (IV 33-35) con la figura del malogrado conde (Herrero 1983: 630, 508). Creyera o no Cervantes que el soneto era de Villamediana,[35] que entonces estaba en el séquito napolitano de Lemos, bien pudo sentir que, a través de “triunfante Roma” del verso final, se aludía y se tergiversaba el sentido burlesco de su “Voto a Dios”. Por otra parte, al reemplazar “nobleza” por “riqueza” en el heroico endecasílabo, confiere a la aposición del apóstrofe un giro sarcástico que denuncia el ánimo mezquino de las autoridades durante el escándalo en la catedral (Vranich 1973: 29) y el desastre financiero (Lleó 1979: 182 n. 99) que han producido los gastos del túmulo (Fernández de la Torre 1984: 35; Martín 1991: 107).

En v. 9, la lectura “la ánima”, habitual en la época, que presenta z y admiten sus divulgadores, sólo ha estado refrendada por una de las copias inéditas.

En v. 10, la variante del régimen del verbo gozar sin preposición, que presentan la edición de Alfay y cuatro copias inéditas, puede tener la acepción de posesión sexual que cuadra con el discurso burdamente materialista del soldado y con la ambigüedad del término, que se repite en el siguiente verso (Martín 1991: 113), pero ya sólo en Alfay; esta variante en v. 11 quedaría apoyada por la expresión “gozar de Dios”, que “significa lo mismo que haber muerto, y logrado la bienaventuranza” (DA). En el epitafio a la reina Isabel de Valois (1568), el joven Cervantes había escrito: “la buenaventuranza / que goza nuestra reina esclarecida / en el eterno reino de la gloria” (Gaos 153, p. 326). El régimen preposicional para v. 10 consta en más de las dos terceras partes de las variantes, en mayor grado que la lectura “ha dejado”, con que caracteriza eficazmente el discurso enfático del malhablado mílite.

Las variantes del v. 11 registran hasta la exasperación las posibilidades de nombrar el lugar y el modo en que se ubica para siempre el ánima del muerto. En dos tercios de las variantes consta “el cielo”, que aparece en las “Quintillas” y en unos versos de La Galatea en los que Américo Castro (1974: 83-84) vio una crítica a Felipe II. El cielo también aparece expresamente nombrado en varias inscripciones latinas[36] del túmulo (Palomo 1869: 91, 144); en otra, se revela la residencia del finado en el reino de los cielos: “Non hic est; nam regnat inter superos” (Palomo 1869: 92); también se cita la paradoja del emblema “En la muerte está la vida” (Palomo 1869: 144), pero el consenso de la mayoría de variantes impondría la elección, tan banal como obvia, “habita”.

Versos 12-14: Anota Rodríguez Marín (1935: 521) sobre el color del habla local en las variantes del “cartapacio hispalense” (H) en v. 13 (“buasé, mi so soldado”) confrontándolas con un fragmento de Quevedo, de Vida de corte y oficios entretenidos en ella: “Valientes de mentira. [...] Sus acciones son a lo temerario: dejan caer la capa, calan el sombrero, alzan la falda, pónense embozados y abiertos de piernas y miran zaíno. [...] Esta es gente movible, anda de lugar en lugar, con el ajuar en la faltriquera; hablan a lo sevillano: dicen vuecé, so compadre, so camarada”.[37] Rodríguez Marín extrapola una situación lingüística actual. La caracterización de los personajes a través de su lenguaje (Hatzfeld 1972: 91-94) apunta al vocabulario, a las deturpaciones, a la sintaxis, antes que a la fonética (Eisenberg 1990: 13), a pesar de que en aquella época se detectaba ya la confusión, “por negligencia y descuido de la gente”,[38] que originó el seseo que se manifiesta en la copia del ms. de Oquendo (O), copiado en el Perú y México (Paz y Melia 1906: 154). Pero, incluso en la clase culta sevillana, los testimonios son confusos y contradictorios, como demuestran el copista del bucólico  Bertiso (Navarro Durán 1983: 33) o el del ms. colombino de las “Odas a la Armada Invencible” (Blecua 1992: 19). Del posible seseo del valentón, sólo he recogido en el texto la deturpación que lo caracteriza, v. 13: “buasé”, y “mi so... ”, variantes que proceden respectivamente del “cartapacio hispalense” (H) y del ms. BRAE RM 6723 (M), con restos de una justa poética celebrada probablemente en el mismo lugar y tiempo.

En v. 14, la determinación del relativo, pese a su menor frecuencia, parece subrayar la vulgaridad del lenguaje del valentón. Su grosería llega al colmo con el vacuo mentís; tachar de mentiroso a alguien presente o ausente es una falta de respeto a las personas graves que escuchan; recuérdese la indignación de Don Quijote ante el “miente” de Juan Haldudo (I 4; Cervantes 1998: 64). Y el soldado y el valentón estaban en la santa iglesia catedral, donde hacía poco las autoridades municipales, judiciales y la Inquisición se habían lanzado insultos canallescos y excomuniones (Vranich 1981: 101). Al mentís lo agrava aún más la aposiopesis de la copia E, “es un... puto y miente”, con influjo de la jerga germanesca.

La secuencia “luego encontinente” del v. 15 es redundante: luego significa en el Siglo de Oro inmediatamente (Cov. 772), como encontinente (Cov. 515). Cervantes utiliza el pleonasmo en el Quijote I 43 (Cervantes 1998: 507, lín. 12), y en El retablo de las maravillas, con la forma “luego incontinente” (Madrid, 1615, f. 246r, col. a). Las vacilaciones con el añadido “a lo valiente”, que muestran las copias inéditas, prueban la contaminación en la transmisión oral. El “incontinente” que dan la versión vulgata s y dos copias inéditas (IV) amplía el sentido con la acepción de incontinencia, pero conectar incontinente y cha-peo con las diarreas y flatulencias de la agonía de Felipe II es poner la pretendida interpretación escatológica del soneto (Graf 1999: 87) en desalmadas intenciones dignas del pirata Francis Drake. La animadversión de Cervantes contra el rey no admite dudas para algunos (Hens Pérez 1990: 605; Caballero Bonald 1991: 30). Pero, realmente, la literalidad del soneto no expresa “la más mínima recriminación a Felipe II, sino a una situación y a una realidad superficial” (Prieto 1987: 732). La ironía cervantina, por amplio que sea el ámbito de la realidad en que se desarrolla, encierra siempre una dimensión genuinamente literaria (Montero, Solís 2004: 227), sentido que envuelve la totalidad de su obra (Castro 1967: 219, n.1). 

El polisíndeton que presentan algunas copias restaría agilidad al aforístico final del estrambote: “fuese, y no hubo nada”. Del túmulo de Sevilla, “el hito más alto de la historia de nuestra cultura y un símbolo de la mayor grandeza que alcanzó en todos los órdenes el pueblo español” (Olmedo 1947: 168), no se conservó ni la traza (Pérez Escolano 1977: 158). No se publicaron ni la relación de las exequias (Pozuelo 1991: 423 n. 24), ni las justas poéticas, ni los sermones fúnebres, como sí hicieron en otras ciudades con menos grandezas. A duras penas se puede establecer el texto del programa iconográfico de Pacheco con el manuscrito que se conserva en la Academia de la Historia (Olmedo 1947: 160; Pozuelo 1991: 421). Tan insigne máquina sólo quedó como motivo para este soneto “artificioso” que prefigura, a través del proceso de desdoblamiento de voces del autor y narrador, del soldado y valentón (Ruiz Pérez 1997: 71), no sólo la ironía implícita (Castro 1967: 293), sino la dualidad misma que es protagonista de la inmortal novela.

  1. 4. CRITERIOS DE LA EDICIÓN

Este estudio arranca de un planteamiento sobre la razón y validez de las variantes en las versiones vulgatae del soneto. Tras confrontarlas con todas las inéditas, y sopesar y elegir las variantes, me he tomado la libertad de presentar un texto regularizado y modernizado, según es la tendencia actual en la edición de las obras de Cervantes (Eisenberg 1988: 141; Cervantes 1998: II, 689). Así pues, con la excepción de la contracción del demostrativo de v. 10, y, obviamente, la asimilación de la r del infinitivo ante el pronombre enclítico de v. 2, he adaptado a la ortografía moderna el texto del soneto, aunque, en lo que respecta a la inicial, se podría reconstruir un texto más cercano a los posibles usos de Cervantes (Eisenberg 1990: 11). No hay sitio ahora para un estudio de los cambios fonéticos que se estaban operando entonces a través de las variantes manuscritas del soneto. En aparato crítico se recogen algunas de éstas con la grafía particular que aparece en su copia, pero nunca en razón de dicha variante, salvo del ms. O, que presenta en todos los versos un pintoresco seseo, y en las deturpaciones del tratamiento. Cuando es lectura única de copia publicada, se acompaña el signo de puntuación que hubiere.

  1. 5.EDICIÓN

 Index siglorum

B: Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 861, pp. 619-620.

N: Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 861, pp. 633.

C: Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 3985, f. 95v.

I: Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 4127, p. 183.

L: Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 8252, f. 69v.

O: Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 19387, f. 113v.

D: Madrid, Real Academia Española, RM 6212, pp. 84-85.

E: Madrid, Real Academia Española, RM 6215, p. 49.

M: Madrid, Real Academia Española, RM 6723, p. 13.

R: Madrid, Biblioteca del Palacio Real, ms. 996, ff. 216v‑217r.

P: Madrid, Biblioteca del Palacio Real, ms. 2459, f. 97r.

H: Madrid, Biblioteca Central del CSIC, RM 3857, ff. 89v-90r.

K: Nueva York, Hispanic Society of America, B 2558, f. 35v.

Y: Nueva York, Hispanic Society of America, B 2495, f. 320r.

F: Florencia, Biblioteca Nazionale Centrale, Magl. VII-353, f. 1v.

G: Florencia, Biblioteca Nazionale Centrale, Magl. VII-353, f. 277v.

V: Évora, Biblioteca Publica, CXIV/1-3, f. 676.

T: Nápoles, Biblioteca Nazionale “Vittorio Emanuele III”, I-E.49, f. 58r.

zPoesías varias, de grandes ingenios españoles. Recogidas por Ioseph Alfay, Zaragoza, 1654, pp. 3-4.

sGramática de la lengua castellana según ahora se habla. Ordenada por Vicente Salvá, París, 1830.

  s1: Comentario apud Gramática.

  s2Catálogo de la biblioteca de Salvá, Valencia, 1872, I, p. 138.

aSucesos de Sevilla de 1592 a 1604. Recogidos por Francisco de Ariño, vecino de la ciudad en el barrio de Triana. Ilustrados por D. A. M. Fabié; Sevilla, 1873, pp. 105-106.

SB: R. Schevill y A. Bonilla, eds., Miguel de Cervantes Saavedra. Comedias y entremeses, VI: Poesías sueltas, Madrid, 1922, pp. 73-76, y pp. 103-104.

               Al túmulo del rey en Sevilla

          “¡Voto a Dios, que me espanta esta grandeza

         y que diera un doblón por escribilla!

         Porque, ¿a quién no suspende y maravilla

         esta máquina insigne, esta braveza?

5       ¡Por Jesucristo vivo, cada pieza

         vale más de un millón, y que es mancilla

         que esto no dure un siglo! ¡Oh gran Sevilla,

         Roma triunfante en ánimo y riqueza!

          ¡Apostaré que el ánima del muerto,

10    por gozar deste sitio, hoy ha dejado

         el cielo, donde vive eternamente!”

          Esto oyó un valentón y dijo: “¡Es cierto

         lo que dice buasé, mi so soldado,

         y el que dijere lo contrario, miente!”

15    Y luego encontinente

         caló el chapeo, requirió la espada,

         miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.

TIT.  om. aHE : Soneto al tumulo del Rey P.H.e 2º que hizo la ciudad de Seuilla s2 : Soneto al tumulo quese hizo en Seuilla alas honrras desu Mag.d M : Al tumulo y honrras de don Phelippe 2º que se hicieron en Seuilla, de un soldado vellacón. Soneto. P : Soneto que se hizo en sibilla al tumulo del rrey don felippe O : Soneto al tumulo que se hizo en Seuilla por la muerte de d. Felipe 2º. alia manu De Cervantes I : Soneto en la muerte del rei don Felipe segundo hecho por un soldado en Seuilla D : Soneto uendo a essa. del rey Phelippe em Seuilha K : Sonetos que hiço a el tumulo de Seuilla vn soldado Y : Soneto que iço un soldado seuillano al tumulo que se iço en sebilla R : Soneto. Al Tumulo de Seuilla dixo un soldado F : Soneto a un brabo que llegó a uer un suntuoso tumulo en Seuilla L : otro que dixo un personage al tumulo de Seuilla B : Otro al tumulo de Seuilla N : Al tumulo De Seuilla G : SONETO alia manu Al tumulo del rey nuestro señor don Phelipe 2. en boca de un balenton y un soldado por Çeruantes T : Don Agustin del Hierro Regius C : SONETO alia manu Cervantes V : Al túmulo del rey, que se hizo en Sevilla z •

1 Voto a] Vive CVs • espanta] admira K • grandeza] braueza  HBNLFV • 2 diera] diere F • doblón] millon C • escribilla (screuirla C) a O R : describilla (-iuilla IFTV) PYLG z : descreuilla (-ebilla Hs) MBNEK: descubrilla D • 3 porque om. M O V a : pero K • suspende] le suspende V : sorprende s : asombra, espanta M : le espanta aC : espanta L • 4  insigne] insine : real L • braveza  OTz : riqueza? s : belleza aM BNCI PRYKFG : grandeza HLDE : biueza V •  6 más de] más que PHDIG za  : om. E • millón] lugar Y • mancilla] muy gran mansilla E • 7 que esto] Questo PRV : que K : om. E • no dure] me dure fort. uitio preli z • siglo] gran siglo K : siglo entero E • q. e. no d. un s.] que se aia de acabar C • sibilla O • 8 triunfante roma transp. M : machina insigne C • en] em K • riqueza zPa HM BNIO Y FG : nobleza s T : en nobleca sic K : grandeza R DE V : brabeça C : belleza L •  9 Apostaré] yo apostare CL • el ánima] la anima Cz : el ánimo K •  10 deste] de este C s : este M L DV z : oy este P • sitio] siglo C R • hoy ha] abra CEPRT : haya K : te ha L : oy F • dejado] bajado E : gozado G •  11 el cielo] la gloria s HCLG : de la gloria E : el puesto V • donde] en que K : de que z : do E • vive MKTs : habita H BNCIOL D Y FGV a : asiste PR E : goza z •   12 Esto oyó] Oyolo PREK : Llegose L : en esto O • dijo] le dixo O • cierto] sierto O : muy cierto L • 13 lo que] quanto PR E s • dice] dise O : dico (an dixo) R • uoarce Dice transp. G • buasé H : buese O : Buace C : vuecé, a(bueçe) B : voacé, zs (b-) M I E : boarcé (V-) P D FG : vuarce R(b-) N : buercé, Y(-çe) T : buerced K(V-) V : V.sa. L : Vm s1 • mi so M H : misor P G : mi seor R C : miser O : seó a : seor Y T z : señor BNIL DE K F V s • 14 el que sa M IO FT : quien zH BNCL PR DE YK V : a quien G • dijere] dissiere K : pensare I D a : dixe alo (dixera SB) O : le pareciese G • lo contrario, miente] lo contradize es un imiente E  • 15 Y luego encontinente HOC DE K GT a (en cont-) z : Y l. incontinente I V s : y luego enel mesmo continente M : Terçio la capa y luego en Continente L : y luego a lo valiente encontinente F : Y luego, a lo valiente BN Y : Y echando un passo atras a lo valiente PR • 16 caló] coló a • chapeo] sombrero MV(uersu 15) K : capelo aNI DE Y T • requirió] y r. a BNIOL R Y F  : y empuño : y se enpuño D : remiro (uersu 15) K • la espada] su e. s : en la e. D •  17 miró al soslayo] miró hazia traz escupió (uersu 16) K • fuese] y f. R DM Y F • Finis add. MV •

  1. 6. ABREVIATURAS Y BIBLIOGRAFÍA

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* Este artículo se ha financiado con el proyecto de la DGICYT, HUM2004-01711/FILO (I. P. Dr. Socas Gavilán).

[1] Poniendo como ejemplo precisamente al Quijote, que “gana batallas póstumas contra sus traductores”, ahondaba Borges en la autenticidad y eficacia de la literatura en su breve ensayo “La supersticiosa ética del lector” (1930): “La página que tiene vocación de inmortalidad puede atravesar el fuego de las erratas, de las versiones aproximativas, de las distraídas lecturas, de las incomprensiones, sin dejar el alma en la prueba”, en: J. L. Borges, Discusión, Madrid, Alianza, 1976, p. 42.

[2] Florencia, Magliabechiano VII-353 f. 1r, a Góngora (Haley 1977: 59); BN 861 p. 627, anónimo (CMBNPC I, p. 43 nº 381); BN 3796 f. 194v, a Góngora (CMBNPC II, p. 812 nº 267); BN 4117 f. 56r, [con otra letra:] “Cerbantes” (CMBNPC III, p. 1843 nº 125).

[3] Al margen de variantes y atribución, ofrece un extenso comentario C. Mata Induráin, “El soneto de Cervantes 'A la entrada del Duque de Medina en Cádiz'. Análisis y anotación filológica”, en Ruiz Pérez 1999, pp. 143-163.

[4] Luis Astrana Marín las repite sin citarlos en su grandiosa biografía (Astrana V: 322 n.).

 [5] Salvo en la versión H, seguimos la misma asignación de Schevill y Bonilla (1922: 75), quienes no observan la tradicional división de mayúsculas y minúsculas para manuscritos e impresos.

[6] Según este criterio, queda eliminado el BN 3768: Colección de Poesías, f. 252: Al túmulo del rey Felipe Segundo en Sevilla. Soneto. [Al final:] Miguel Cervantes y Saavedra. Es una recopilación comenzada  el 1 enero 1846 (CMBNPC II, p. 695), y recoge una de las versiones vulgatae. La probable aparición de otras copias tempranas dirán más de la historia de la transmisión de la poesía áurea que de la propia constitución textual del soneto.

[7] Agradezco a Ralph A. DiFranco (BIPA) reproducción de las copias FGV y T, que no había podido examinar.

[8] La sign. BN 4-24.989 que señala como ms. la BLH IV, p. 17, nº 44, corresponde a uno de los ejemplares de la edición crítica de Blecua en la BN, según me comunica eficazmente Pilar Egoscozábal Carrasco, a quien agradezco su buena mano con tantos raros y manuscritos. Descripción bibliográfica del impreso proporciona A. Rodríguez Moñino, Manual bibliográfico de Cancioneros y Romanceros (siglo XVII), Madrid, Editorial Castalia, 1977, III, pp. 632-646; ahí reproduce el artículo de John M. Hill, “Notes on Alfay's Poesias varias de grandes ingenios”, RHi, 56 (1922), pp. 423-433, que analiza las diferencias entre las emisiones de la edición.

[9] Hay en este poemario otro soneto que después fue atribuido a Cervantes (Gaos 192, p. 403): “A un valiente. inc. Un valentón de espátula y gregüesco” (Blecua 1946: 44, nº XXVI); del cual el editor moderno aporta en nota otra versión sin especificar la fuente manuscrita (Blecua 1946: 212), que es la versión con estrambote de BN ms. 3985, f. 95v, donde está también el “Voto a Dios”.

 [10] Quizá se refiera a ésas que corrige Blecua, la nota “con algunas variantes”, con que se señala esta reproducción en BLH VIII, p. 133, nº 990, pues la versión de Sedano no presenta variantes.

[11] En esta edición medió el propio Mayans, cf. G. Mayans y Siscar, Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, edición, prólogo y notas de Antonio Mestre, Madrid, Espasa-Calpe, 1972, p. XXXIV. De hecho, hubo una tirada reducida de la Vida por el mismo Zúñiga. Desconozco el pasaje en la edición de Milán, J. B. Bidelo, 1624 (Rivers 1991: 39).

[12] Hoy sabemos que el estrambote era un remate de soneto bastante practicado en la poesía áurea;  no era imprescindible que tuviera carácter satírico y la forma más habitual era ésta del “Voto a Dios”, heptasílabo rimado con el último verso, más dos endecasílabos pareados; cf. amplio elenco en Erasmo Buceta, “Apuntaciones sobre el soneto con estrambote en la literatura española”, RHi, 72 (1928), pp. 460-474, y RHi, 75 (1929), pp. 583-595; “Nuevas apuntaciones sobre el soneto con estrambote en la literatura española”, RFE, 18 (1931), pp. 239-251, y “Ulteriores apuntaciones sobre el soneto con estrambote en la literatura española”, RFE, 21 (1934), pp. 361-376.

[13] Esa variante se debe a un error y no será registrada en aparato crítico; cuando se redactó el Catálogo, la familia Salvá ya no tenía esa copia.

 [14] En CRBM II, p. 487, se señala el “Voto a Dios” en f. 94r.

[15] Se halló en la parroquia de Santa Ana la fe bautismal de un hijo, cuya ceremonia sacramental registra ufano en su crónica de sucesos con los nombres de párroco y padrino; p. 115. Hay facsímil de esta única edición, con presentación de Antonio Domínguez Ortiz, en Colección Clásicos Sevillanos 3; Servicio de Publicaciones del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1993.

[16] Agradezco a María J. Cardama Guede ulteriores comprobaciones.

[17] En las sucesivas redacciones de “Una joyita”, no precisó los datos sobre el sevillano Félix Persio, cf. F. Rodríguez Marín, “La Segunda Parte de la Vida del Pícaro. Con algunas noticias de la vida de su autor”, RABM, 3ª ep., XII, 1908, pp. 60-74. Desconozco si llegó a decir que el “cartapacio hispalense” había pasado a su propiedad.

[18] El “Voto” habría prestado el modelo retórico para este tipo de sonetos; cf. J. M. Rico García, “'Voto a Dios que me espanta esta grandeza...' Unos sonetos satíricos en el manuscrito B 2495 de la Hispanic Society”, comunicación leída (19 julio, 14:20 h.) en: VII Congreso de la Asociación Internacional Siglo de Oro (AISO), 18-22  de julio de 2005, Robinson College, Universidad de Cambridge.

[19] He manejado el ejemplar nº 1 de esta rara edición, que amablemente me ha facilitado D. Ángel Ibisate, de la Biblioteca del Seminario Diocesano de Vitoria; a dicha institución fue legada la biblioteca del Dr. José María de Álava y Urbina (1816-1872), catedrático de Derecho y rector de la Universidad de Sevilla (1871-72), que fue uno de los promotores de la Sociedad de Bibliófilos Andaluces.

[20] Comenzaba Palomo con la de Sucesos del entonces desconocido Ariño (a), introduciendo la reiterativa variante “en ánimo y grandeza” (v. 8), erróneamente, pues ni en la versión que apareció en el Ensayo (Gallardo 1863: 1258), la cual maneja, ni en la edición de los Sucesos por Fabié aparece dicha lectura.

[21] BCS ms. 58-5-36: Historia / Desta Ciudad de / Seuilla / Que escribió el Lize.do / Collado, f. 183v; entre paréntesis lecturas de la copia BCS ms. 58-3-12: Historia de la mui noble / y mas (sic) leal Ciudad de Seuilla / escrito por el / Lizenciado Collado, s/f., microficha 52/57, 3º fotograma. Agradezco a Nuria Casquete de Prado Sagrera, directora gerente de la Institución Colombina, las informaciones sobre todos estos mss. de la Biblioteca Capitular  (BCS).

[22] Segunda parte de la Historia y grandezas de la gran ciudad de Sevilla, Sevilla, Juan de Cabrera, 1630 [BUS 156/77], “Muerte de el Rey Don Phelippe Segundo”, ff. 112r-117v.

[23] Este soneto de tinte macarrónico, de atribución discutida (Avalle-Arce 1973: 403, nº 36), satiriza el recibimiento de la marquesa de Denia (Gaos 194, p. 405); cf. Eloy Benito Ruano, “Jornada y sátiras sevillanas de la Marquesa de Denia (1599)”, Archivum. Revista de la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo, 15 (1965), pp. 142-156 (p. 151).

[24] Tal vez el poeta contemporáneo Agustín Collado del Hierro, BLH VIII, pp. 610-611, núms. 5108-5125; posterior queda Agustín del Hierro, fiscal del Consejo del Reino, BLH XI, pp. 597-598, núms. 4862-4868.

 [25] Debo el manejo de su edición crítica a José Manuel Rico García, puesto a pique para publicar junto con Ralph A. Di Franco y José Labrador Herraiz, Cancionero sevillano B 2495 de la Hispanic Society of America, Universidad de Sevilla, 2005.

[26] Antes había publicado varios “romances inéditos relativos a los desdenes de Filis”, sin mencionar esta copia del soneto, en M. Serrano y Sanz, “Un libro nuevo y un cancionero viejo”, RABM, 3ª ép., 5, 1901, pp. 320-334, (cf. Inventario general de manuscritos de la BN, t. X, p. 274).

 [27] Haley (1977: 58 n. 180) señala el estudio de Rennert (1895: 389-392), que pasa por alto estas dos copias del soneto. La segunda copia, G, puede que sea de “Arnaldo camariere di... Sommaria (sic)”, que trascribe el otro cancionero (Rennert 1895: 391).

[28] Entre los que se contaban el poeta Luis Carrillo y Sotomayor  y los Ramírez de Prado (Solís 1998a: 283).

[29] Envióle la copia Miguel Artigas, pero con tal título no se halla ningún ms. en M. Artigas y E. Sánchez Reyes, Catálogos de la Biblioteca Menéndez Pelayo, I: Manuscritos, Santander, Talleres tipográficos J. Martínez, 1957. Nada tampoco en M. Revuelta Sañudo, R. Fernández Lera, A. del Rey Sayagués, Catálogo-Inventario de los manuscritos y papeles de la biblioteca de Menéndez Pelayo (Segunda parte), Santander, Sociedad Menéndez Pelayo, 1994, pp. 59-61.

[30] En A. Pérez Gómez y M. Muñoz Cortés, Justas y certámenes poéticos en Murcia (1600-1635), Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1958-1959, t. I, pp. 1-223, se reproducen los poemas de las exequias murcianas publicadas después en Valencia, por Diego de la Torre, 1600 (Palomo 1869: XV); sólo recoge, p. 143, una glosa al primer endecasílabo del soneto en eco “Mucho a la Magestad sagrada agrada” (RM 6723 p. 8). Esa forma concreta de verso en eco, se utilizó también en otros sonetos a la muerte de Felipe II; cf. M. Gauthier [pseud. de Foulché-Delbosc], "De quelques jeux d'esprit: Les échos", RHi, 35 (1915), pp. 1-76 (pp. 15-20). En cambio, el soneto nº 6, inc. “Si excediste, Philippo, al buen Lamec” (BRAE, RM 6723 p. 7), está recogido con notables variantes en otros poemarios; cf. J. Lara Garrido, Alonso Álvarez de Soria, ruiseñor del hampa (Vida en literatura de un barroco marginal), Málaga, Litoral, 1987, p. 36, n. 18; e Inmaculada Osuna, Poética Silva. Un manuscrito granadino del Siglo de Oro, Córdoba-Sevilla, t.II, p. 95.

 [31] Cf. Homenaje a Rodríguez Moñino. Estudios de erudición que le ofrecen sus amigos o discípulos hispanistas norteamericanos (Madrid, Castalia D.L., 1966), t. II, p. 381; no mencionado por Montero Reguera (1995: 63, nº 34).

[32] Cf. “El Yo acuso de Cervantes”, Tierra de Nadie, 6 (2002-2005), pp. 156-161.

[33] Archivo de Protocolos de Sevilla, Andrés de Toledo, libro 3º, f. 231; cf. Adolfo Rodríguez Jurado, Discursos leídos en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, Sevilla, Tip. de Gironés, 1914, pp. 39-41; comentado por Astrana IV, pp. 469-473, y Márquez Villanueva (2005: 140).

[34] Se sugiere su participación deliberadamente fantasmal en el ms. Porras, por Félix Martel, “Cervantismo en Jerez”, en: Jerez InformaciónSíntesis, nº 11, 1 octubre 2005, p. 24.

[35] J. F. Ruiz Casanova, ed., Conde de Villamediana. Poesía inédita completa, Madrid, Cátedra, 1990, p. 28, relaciona el ms. BN 8252, de la copia L, pero no recoge en su edición el Soneto a Roma.

[36] También pudo llamar la atención de Cervantes otra inscripción con un verso de las odas (carm. 1.4.13-14) de Horacio, “Pallida mors aequo pulsat pede” (Palomo 1869: 127) que recordará varias veces en las dos partes de la inmortal novela (Cervantes 1998: 14, 800, 1099).

[37] Francisco de Quevedo, Obras completas. Prosa, Madrid, Aguilar, 1932, t. I, pp. 60-61. En el último capítulo de El Buscón, “De lo que me sucedió en Sevilla hasta embarcarme a Indias”, alterna “buace” con “buze”; cf. F. de Quevedo, La vida del Buscón, ed. crítica de F. Lázaro Carreter, Salamanca, Acta Salmanticencia, 1965, p. 275.

[38] En Benito Arias Montano, De varia republica sive commentaria in librum Iudicum, Amberes, Plantino, 1592, p. 495: “gentis uel negligentia et incuria” [BUS 52-5-19]; cf. Ramón Menéndez Pidal, “Sevilla frente a Madrid”, en: Estructuralismo e Historia: Miscelánea homenaje a André Martinet, Madrid-La Laguna, Gredos, 1962, III, pp. 99-165.